MI VECINO TOTORO (My Neighbor Totoro) TONARI NO TOTORO Original script by Hayao Miyazaki Spanish script by Manga Films Transcription, design and contents by Elías Arboix (6 April 2002) Notes and bibliography: Totoro's page at "www.nausicaa.net" and Helen McCarthy's Book ("Hayao Miyazaki, Master of Japanese Animation"; Stone Bridge Press, 1999) ENGLISH NOTE: This is a complete transcription of the script used in the Spanish dubbing of "My Neighbor Totoro" by Manga Films (VHS format). All words within parenthesis (...) and square brackets [...] has been personally written by Elías Arboix. You can distribute this document freely, provided that you don't change any part of it (well, at least that's what I hope). The document is all written in Spanish, so I'm sorry for non-Spanish-speaking people. Greetings. SPANISH NOTE: Lo que sigue es la transcripción completa del guión utilizado en el doblaje en español de "Mi Vecino Totoro" por Manga Films (formato VHS). Todo lo incluido entre paréntesis (...) y corchetes [...] ha sido redactado personalmente por Elías Arboix. El documento puede ser distribuido libremente, siempre y cuando no sea modificado en parte alguna (bueno, al menos agradecería que así se hiciera). El documento está íntegramente en español, por lo que pido disculpas a los que no sean hispanohablantes. Un cordial saludo. MI VECINO TOTORO (1988) - DATOS DE PRODUCCIÓN Título en japonés: Tonari No Totoro Título en inglés: My Neighbor Totoro Título en español: Mi Vecino Totoro Estreno (en Japón): 16 de abril de 1988 Plazo de producción: Del 1 de abril de 1987 al 1 de abril de 1988 Duración: 86 minutos, 20 segundos Cels (dibujos) utilizados: 48743 Colores utilizados: 308 Director, productor, guión original, storyboards: HAYAO MIYAZAKI Director de animación: YOSHIHARU SATO Director artístico (escenarios): KAZUO OGA Música: JO HISAISHI Productor ejecutivo: YASUYOSHI TOKUMA MI VECINO TOTORO (1988) - BREVE SINOPSIS La acción se sitúa en el mundo rural japonés de finales de los años 50 del siglo XX. En concreto, en la ciudad de Tokorozawa (prefectura de Saitama) junto a las montañas Sayama, donde creció el pequeño Hayao Miyazaki (director de la película). Convertida ahora en ciudad dormitorio de Tokyo, en aquella época era una tradicional comunidad agrícola. El argumento es sencillo. Papá Kusakabe y sus dos hijas, Mei y Satsuki (ver nota 1), se trasladan a vivir al campo para estar más cerca de su madre, convaleciente en un hospital cercano (ver nota 2). Instalados en su nueva casa, los Kusakabe compartirán el día a día con Nanny, Kanta y demás vecinos, en medio de unos bellos paisajes y un clima estival. Descubrirán a los "Conejitos del polvo", y se harán amigos de los fabulosos "Totoros" y del rocambolesco "Gatobús". En un ambiente de total felicidad, solamente el estado de salud de mamá Kusakabe generará cierta incertidumbre entre los protagonistas. MI VECINO TOTORO (1988) - PERSONAJES TOTOROS: Son tres, Oh-Totoro (es de color gris y el de mayor tamaño); Chuu-Totoro (es de color azul y es el mediano); y Chibi-Totoro (de color blanco y es el más pequeño) (ver nota 3). Son espíritus del bosque que viven en el interior de un alcanforero gigante. Sólo los niños pueden verlos. Su aspecto físico es una mezcla del "Tanuki" (mapache japonés), por su alma juguetona y sus poderes mágicos; del búho, por sus ojos redondos, sus señales en el pecho y el sonido de la ocarina (ver nota 4); y del gato (animal legendario en Japón), por sus expresiones faciales y sus gesticulaciones. A ello, unen dos características más: desaparecen cuando quieren y tienen una sonrisa contagiosa. SATSUKI KUSAKABE: Es la hermana mayor de Mei. Es morena y tiene 10 años. Es una niña alegre y, a la vez, tímida; aunque hace amigos con relativa facilidad. La enfermedad de su madre la ha hecho madurar y ser más responsable, ayudando a su padre en las tareas domésticas y cuidando de su hermana pequeña. MEI KUSAKABE: Tiene 4 años (aunque en el doblaje en español se le suponen 5). Es una pequeña pelirroja muy revoltosa y traviesa. Le gusta imitar a su hermana Satsuki en todo lo que hace, y ser el centro de atención de los que la rodean. A menudo, pronuncia mal las palabras (detalle éste que no se tiene en cuenta en el doblaje en español ni en el doblaje en inglés realizado por la FOX). (Ver nota 5.) SEÑOR KUSAKABE (PADRE): Papá Kusakabe trabaja como profesor de arqueología en la universidad de Tokyo. Es un hombre bonachón y de mente olvidadiza; de trato exquisito. Satsuki y Mei lo adoran con devoción. SEÑORA KUSAKABE (MADRE): Mamá Kusakabe es una mujer elegante, tierna y de apariencia serena. Disfruta con los pequeños detalles. Mei y Satsuki no ven el día en que vuelva, por fin, a casa. NANNY: Anciana muy simpática, cuya familia tiene una granja cercana. Hizo de niñera de Kanta cuando era pequeño. A pesar de su edad, tiene una salud envidiable. Cuando no está trabajando en su huerto, ayuda a los Kusakabe en las tareas del hogar y vigila a las niñas si el padre está en la universidad. Satsuki le tiene absoluta confianza. KANTA: Es el hijo de unos campesinos de al lado. Tiene 10 años y va con la cabeza rapada. Es tímido y reservado, lo que le ocasionará más de un problema en sus encuentros con Satsuki. Intenta mostrarse despreocupado e indiferente, aunque en el fondo esconde una alma caritativa. CONEJITOS DEL POLVO: Son pequeñas criaturas redondas de color negro, muy delicadas, y que lo ensucian todo. Acostumbran a vivir en las casas deshabitadas. La llegada de nuevos inquilinos los hace huir. Sólo los más pequeños pueden verlos. En el guión japonés se refieren a ellos como "Makkuro Kurosuke" (algo así como "un ser muy negro y oscuro"). GATOBÚS: Mitad gato y mitad autobús. Es el inseparable compañero de fatigas de Oh-Totoro y su medio de transporte terrestre. Siempre está sonriendo y, al igual que Oh-Totoro, sólo lo pueden ver aquellos que tienen un corazón puro e inocente. (Ver nota 6.) MI VECINO TOTORO (1988) - GUIÓN ESPAÑOL [La secuencia inicial de la película nos muestra una panorámica general del campo, con sus parcelas, plantaciones y cultivos, por entre los que circulan el señor Kusakabe y sus dos hijas, Mei y Satsuki, montados en una camioneta cargada hasta los topes. Él va delante junto al hombre de la mudanza, que es quién conduce, y ellas detrás junto a los enseres. El tiempo es espléndido, luce un sol radiante y las pequeñas nubes existentes tienen poca consistencia...] SATSUKI: Papá, ¿quieres un caramelo? (Le ofrece uno.) PADRE (girándose mientras se sujeta el sombrero): ¡Oh, muchas gracias, hija! ¿Estáis muy cansadas? (Satsuki dice que no con la cabeza.) PADRE: Enseguida llegamos. [Las niñas, comiendo caramelos, contemplan con entusiasmo el hermoso y verde paisaje; hasta que Satsuki divisa en el horizonte una persona montada en bicicleta...] SATSUKI: ¡Oh!... ¡Mei, agáchate! (Adelantan al ciclista a la altura de un pequeño puente.) SATSUKI: Creí que era un policía. ¡¡¡HOLA!!! (El hombre les devuelve el saludo con la mano.) [Prosiguen el camino cruzándose con un autobús y pasando al lado de un templete situado en el margen del camino; deteniéndose junto a unos arrozales. Varios campesinos trabajan en ellos. El señor Kusakabe baja de la camioneta para hablar con un muchacho que está recogiendo paja. Es Kanta...] PADRE: ¡Buenos días, muchacho! ¿Están tus padres por aquí? (El chico señala con el brazo hacia la lejanía.) Gracias. PADRE (ayudándose de las manos para hablar a distancia): ¡Hola, buenos días! ¡Soy su nuevo vecino! ¿Qué tal están...? CAMPESINO (gritando): ¡Encantados de conocerle...! [Mientras, las chicas y Kanta se observan y éste, con gran timidez, vuelve al trabajo...] PADRE (a Kanta): ¡Hasta pronto! (Pero Kanta no dice nada y se queda mirando como la camioneta se aleja del lugar.) [Instantes después, la familia Kusakabe llega a la entrada de su nueva casa, la cual se encuentra situada unos metros más arriba; en lo alto de un pequeño repecho...] PADRE: ¡Todo el mundo abajo! (Satsuki salta de la camioneta con una pirueta.) MEI: ¡Espera! (Su padre la ayuda a bajar.) SATSUKI: Mei, ¡mira qué bonito! MEI: ¡Vaya...! [Ambas niñas se detienen sobre un pequeño puente de ladrillos, mirando encantadas el flujo de un riachuelo...] SATSUKI: ¡Fíjate, hay pececitos! PADRE: ¿Os gusta, chicas? SATSUKI: ¡Es precioso, papá! ¡Vamos Mei, corre! ¿A ver quién llega antes! ¡Corre! ¡Corre! ¡Yupi!... [Las niñas se apresuran a subir por la empinada cuesta hasta llegar a la altura de la casa. Es una construcción de madera hermosa; techo de dos aguas, con la estructura principal recubierta de pintura blanca. Sin embargo, se nota que no ha vivido nadie en ella desde hace tiempo. El aspecto general es de cierta dejadez, el jardín de alrededor está abandonado, las paredes necesitan una buena mano de pintura, y algunas maderas están en muy mal estado...] SATSUKI: ¿Hay alguien? MEI (gritando): ¡Hola! SATSUKI: Vamos, Mei, ¿a que no me coges? MEI: ¡A que sí! [Satsuki se agarra a una viga de madera del porche, que está a punto de caerse, pero ella la sujeta a tiempo...] SATSUKI: ¡Oh, está podrida! MEI: ¡Ahora, yo! [Mei empieza a menear la viga de nuevo y se desprenden varios trozos de madera carcomida. Satsuki la detiene y se pone a corretear por el jardín; Mei va tras ella...] MEI: ¡Eh, no vale correr tanto...! [Las dos hermanas corren, saltan y se revuelcan por el jardín hasta detenerse sobre unas piedras contemplando el bosque cercano...] SATSUKI: Mei, mira eso. MEI: ¡Qué? SATSUKI: Ahí arriba. Es un árbol enorme. ¡Papá, mira ese árbol! PADRE (abriendo las puertas de la casa): ¡Es un alcanforero! SATSUKI: ¡Es muy grande! (Sale corriendo hacia la casa.) MEI: ¡Espérame...! [En una de las habitaciones de la planta baja, Satsuki se percata de que hay algo sobre el tatami...] SATSUKI: ¡Una bellota! MEI: ¡Ah, yo quiero una! SATSUKI: Ja, ja. ¡Cógela! MEI: Ya la tengo. (Pero no es la de Satsuki sino otra que ha caído del techo, circunstancia que extraña a Mei.) PADRE: Mei, ¿cómo voy a abrir la casa si estáis en medio? MEI: ¡Bellotas! SATSUKI: Y yo también he encontrado una en el suelo. MEI: Han caído de ahí arriba. PADRE (Echando un vistazo a la bellota de Satsuki): Alguna ardilla las ha dejado caer. MEI, SATSUKI: ¿Una ardilla? PADRE: O algún otro animal..., ¿tal vez una rata? MEI: ¡Aagh, no me gustan las ratas! [En el exterior el hombre de la mudanza carga con una gran radio de madera...] HOMBRE DE LA MUDANZA: Oiga, ¿dónde puedo dejar esto? PADRE: Lo dejaremos aquí. ¡Tráigalo, por favor! Satsuki abre la puerta de la cocina. (Le entrega la llave.) SATSUKI: Vale. PADRE: Gracias, hija. SATSUKI (a Mei): ¡Vamos! [Las niñas se dirigen, por el jardín, a la parte posterior de la casa...] SATSUKI: ¡Date prisa...! MEI: ¡Espérame...! SATSUKI: ¡Eres muy lenta...! [Una vez allí se detienen al lado de un pozo cubierto y Satsuki introduce la llave en el candado de la puerta... Tras abrirla un montón de pequeñas bolas de pelusa negras, los llamados "Conejitos del polvo", salen disparadas por todos los rincones y rendijas de la habitación y desaparecen; dejando a las chiquillas atemorizadas. Al momento, toman aire y gritan con fuerza para espantar al inquilino desconocido, pero no obtienen respuesta alguna...] SATSUKI: ¿Preparada? (Mei asiente con la cabeza.) [Entran e inspeccionan por el interior del habitáculo...] MEI: Son bañeras. SATSUKI: Sí. No hay nadie. MEI: No. [En ese instante, su padre aparece por detrás abriendo una puerta interior corredera...] PADRE: Eso es el baño. SATSUKI: Hemos visto algo que se movía. PADRE: ¿Una ardilla? SATSUKI: Creo que no. Parecían cucarachas... ¡y había un montón de ellas por todas partes! [Investigando un poco, el señor Kusakabe quita las tapas de madera que cubrían las bañeras, pero no encuentra nada...] SATSUKI: ¿Están ahí? PADRE: Serían unos conejitos nocturnos. SATSUKI: ¿Conejitos nocturnos? ¿Cómo los de mis cuentos? PADRE: Es más probable que fueran conejitos que fantasmas. (Abriendo las ventanas para que entre la luz.) Cuando se pasa de un cuarto iluminado a uno oscuro no se ve durante unos instantes y es cuando se ve los conejitos. SATSUKI: ¡Es verdad! MEI, SATSUKI: ¡Vamos, salid conejitos! ¡Salid, conejitos! ¡Salid, conejitos! ¡Salid, conejitos! ¡Estamos aquí, salid!... (Ambas se ríen.) (Ver nota 7.) PADRE: ¿Empezamos a trabajar? Tenemos que descubrir dónde están las escaleras que llevan al ático. SATSUKI: ¡Qué? PADRE: Buscad las escaleras, hay que abrir las ventanas del primer piso. SATSUKI: ¡A la orden! MEI: ¡Espérame...! [Buscan por toda la planta baja de la casa; de habitación en habitación; abriendo puerta tras puerta; Satsuki, primero, y Mei, imitándola, después...] MEI: ¡Aquí no! SATSUKI: ¡Nada por aquí! ¡Nada por aquí! MEI: ¡Nada por aquí! SATSUKI: ¡Nada por aquí! MEI: ¡Nada por aquí! (Resbala y cae al suelo boca arriba.) ¡Qué golpe! SATSUKI: ¡Nada! MEI: ¡Nada! [Satsuki se detiene ante lo que parece ser una puerta; retira la balda de madera que la mantenía cerrada y la abre...] SATSUKI: Mei, ¡las he encontrado...! [En esto llega Mei. Plantadas allí de pie, miran hacía arriba; pero está demasiado oscuro...] SATSUKI: ¿Crees que habrá alguien? MEI: ¿Los fantasmas suben escaleras? [Al momento, oyen un ruido; algo se precipita escaleras abajo y Satsuki lo recoge antes de que llegue al suelo...] MEI: ¡Una bellota! SATSUKI, MEI (gritando): ¡Vamos a subir, si hay alguien que se marche! [Suben las escaleras a gatas; hasta asomarse con cuidado a ras de suelo para, acto seguido, gritar con todas sus fuerzas, intentando asustar a los intrusos. Está semioscuro y no se oye a nadie...] SATSUKI: No te asustes Mei, vas conmigo; y no hay nadie. [Oyen algo detrás de ellas; Satsuki se alza y, corriendo, intenta abrir las ventanas. Mei sale tras ella y, en ese momento, un montón de "Conejitos del polvo" buscan cobijo en una grieta que hay entre la madera de la pared. Cuando al fin entra la luz, todo parece estar en orden...] [En el exterior, su padre y el hombre de la mudanza cargan con un mueble...] PADRE: Despacio..., despacio... [Satsuki se asoma por la ventana...] SATSUKI: Papá, ¡en el piso de arriba hay fantasmas! PADRE: ¡No sabes cuánto me alegro!, siempre he querido vivir en una casa encantada, ¡es el sueño de mi vida! (Tropieza.) SATSUKI: ¡Oh, que se ha caído...! (Baja corriendo para ayudarle.) [Mientras tanto, Mei permanece de pie, medio absorta, observando la rendija de la pared. Parece que algo se mueve y decide acercarse con sigilo; entonces, acerca su mano a la grieta y...] MEI (asustada): ¡Aaaaaaaaaah! [Los "Conejitos del polvo" salen en estampida y se esfuman en el acto... Bueno, todos no, uno de ellos se queda rezagado y Mei aprovecha para cazarlo con sus manos...] MEI: Satsuki, ¡he cogido uno! [Baja por las escaleras, tan rápido como puede, hasta empotrarse en las faldas de una anciana; se trata de Nanny. Asustada, Mei sale corriendo y se esconde detrás de su hermana...] PADRE: Mei... NANNY: ¡Qué niñas más guapas! PADRE: Mei, ¡no debes tener miedo! Nanny es la señora que vive en la granja de al lado. Ha venido a ayudarnos. SATSUKI: ¡Hola, Nanny! Yo soy Satsuki. Encantada. (Haciendo una reverencia.) NANNY (con una reverencia): Encantada de conoceros. Vaya, ¡qué niñas más listas! Si hubiera sabido la prisa que teníais por instalaros os habría limpiado la casa. PADRE: Ya ha hecho bastante. NANNY: Bueno ya sabes como son las cosas... Últimamente he estado muy atareada en los arrozales. [Mei abre con cuidado las manos para ver su presa, pero ha desaparecido y, en su lugar, tiene las palmas tan negras como el betún. Satsuki le echa una ojeada...] SATSUKI: Pero ¿qué has hecho?, ¿cómo te has manchado las manos? MEI: Había cogido uno de los conejitos. SATSUKI: ¡Ay, mírate los pies! MEI: ¡Oh! (También los tiene sucios y ha dejado huellas por todo el suelo.) SATSUKI (mirándose los suyos): ¡Ah, los tengo igual que tú! NANNY (acercándose a ellas): ¡Oh!, ¡ay, ay, ay, ay...! Los duendes del polvo han hecho de las suyas. (Ver nota 8.) SATSUKI: ¿Quiénes son? ¿Te refieres a esas cosas redondas que vuelan por toda la casa y desaparecen? NANNY: ¡Exacto! Suelen vivir en las casas viejas y vacías. Construyen madrigueras invisibles y lo convierten todo en polvo. Yo podía verlos cuando tenía vuestra edad. Me alegro mucho de que vosotras también los veáis. PADRE: Pero ¿no serán fantasmas? NANNY: Tranquilo, por los duendes no tenéis que preocuparos. Si todos somos felices y seguimos sonriendo, los duendes se cansarán y se marcharán de aquí. Estoy segura de que ahora están discutiendo el plan para irse de esta casa. [Plano del desván, donde vemos a los "Conejitos del polvo" agruparse...] SATSUKI: Se marcharán y nos dejarán en paz. MEI: Si no hacen nada. SATSUKI: ¿No te da miedo que la casa esté llena de duendes? MEI: A mí no me dan miedo. SATSUKI: ¡Ah!... entonces, ¡podrás ir al baño por la noche tú sola! NANNY (riéndose): Vamos chicas, hay que limpiar. Coged un cubo e id a por agua. SATSUKI: ¿Al río? MEI: ¡Cogeré un pez! [Las niñas salen corriendo de la casa hacía el riachuelo. Satsuki lleva el cubo...] SATSUKI: ¡Espérame aquí, bajaré yo! [Mei observa desde el puente como Satsuki llena el cubo de agua...] MEI: ¿Has cogido algún pez? [Se dirigen al pozo. Satsuki vierte el cubo dentro de la bomba de agua y, haciéndola funcionar, consigue extraer agua del pozo...] SATSUKI: Nanny, ¡ya está saliendo! NANNY (barriendo la casa): ¡Bien, muy bien! Seguid así, tenéis que llenar el pilón. SATSUKI: ¡Vale! [Mei aprovecha para chapotear en el agua del pilón...] [El día transcurre descargando muebles, limpiando el suelo, guardando mantas y desempaquetando la vajilla... Mientras tanto, aparece Kanta con un cesto de madera en la mano. Decide entrar por la cocina y se topa con Satsuki...] SATSUKI: ¡Eh!... ¡Hola!, ¿es para mí? Dime, ¿cómo te llamas? KANTA (tartamudeando): ... Ka... Ka... Ka... Kanta, es para la abuela. (Le enseña el cesto.) SATSUKI: ¡Ah!, ¿para Nanny? (Se acerca a él y éste retrocede un poco.) SATSUKI (extrañada): ¡Qué? (Kanta le da la cesta y sale corriendo.) SATSUKI: ¡Espera!, ¿adónde vas...? [Nanny aparece por la puerta interior de la cocina...] NANNY: Kanta, ¡ven aquí...! [El chaval, ya en el jardín, se detiene un momento y vociferando a distancia...] KANTA: ¡Eh!, ¿no lo sabéis? ¡Estáis viviendo en una casa encantada! NANNY: ¡Márchate ya! [Kanta se larga y Satsuki, con una mueca, le saca la lengua...] [Acabada la faena, los Kusakabe, Nanny y el hombre de la mudanza disfrutan de una gustosa comida...] PADRE (riéndose): Bueno, recuerdo que yo hacía lo mismo cuando tenía su edad. SATSUKI: No me gustan los chicos, pero me encanta la comida que prepara Nanny... ¡Está riquísima! NANNY: Comed toda la que queráis. [Ya atardece; despiden al hombre de la mudanza...] SATSUKI: ¡Hasta pronto! [También es hora de que Nanny regrese a su casa...] PADRE: ¡Gracias por su ayuda, Nanny! SATSUKI, MEI: ¡Adiós! [Está anocheciendo; el señor Kusakabe prepara la cena y Satsuki aviva el fuego de la chimenea. A continuación, sale fuera a por algo de leña. Una repentina ráfaga de viento le arrebata los troncos de sus manos; se apresura a tomar otros y se refugia en la casa con celeridad...] [Es hora del baño. Papá y Mei están metidos en la bañera mientras Satsuki se lava el cuerpo con jabón antes de unirse a ellos...] MEI: Papá, ¡tengo miedo de que el viento vaya a tirar la casa! PADRE (riéndose): Esperemos que no lo haga, ¡acabamos de instalarnos! [El viento sopla con fuerza, zarandeando la vivienda...] PADRE (riendo de golpe): ¡Ja, ,ja, ,ja, ,ja, ,ja!... ¿A qué estáis esperando? Hay que reírse para espantar a los fantasmas... ¡Ja, ,ja, ,ja, ,ja!... MEI: A mí no me dan miedo... ¡No me dan miedo! [Satsuki, que ya se ha metido en la bañera, empieza a hacer cosquillas a Mei. Los tres ríen y salpican el agua; el padre lo hace con tanta fuerza que casi vacía la bañera... Mientras tanto, los "Conejitos del polvo" abandonan la casa y flotando por el aire se elevan hacia lo alto del alcanforero bajo la luna creciente...] [El plano siguiente nos muestra a Satsuki, Mei y su padre, durmiendo en camas separadas sobre el tatami...] [A la mañana siguiente, las chicas ayudan a papá con la colada; escurriendo la ropa con los pies...] MEI, SATSUKI: ¡Uno, dos, uno, dos, uno, dos!... PADRE: Eso es, ¡pisad fuerte! MEI, SATSUKI: ... ¡uno, dos, uno, dos!... PADRE: Muy bien, ¡seguid! MEI, SATSUKI: ... ¡uno, dos! [Toda la ropa está ya tendida. Sopla una brisa muy agradable...] PADRE: Bueno, ya está. Creo que por hoy se acabó. MEI, SATSUKI: ¡¡¡Bien!!! [Las niñas se apresuran a guardar el canasto de la ropa, cogen sus sombreros y montan en la bicicleta con papá: Mei, delante, y Satsuki detrás...] SATSUKI (dando impulso a la bicicleta): ¡Preparados! [Vista general de los arrozales. Hace un día estupendo, con un sol radiante. A lo lejos, divisan a Nanny trabajando en el campo junto a los demás aldeanos...] SATSUKI (gritando a distancia): ¡Hola, Nanny! MEI: ¡Nanny, Nanny!, ¡soy yo! PADRE: ¡Buenos días a todos! NANNY (saludando con la mano): ¿Adónde vais tan guapas con esos sombreros? SATSUKI: A visitar a mamá al hospital. NANNY: Dadle recuerdos de mi parte. Seguro que se alegrará mucho de veros. SATSUKI: ¡Adiós! [Pasan cerca de Kanta, y Satsuki y él se hacen muecas; sacándose la lengua mutuamente...] [Siguen rodando hasta llegar a un cruce de caminos...] SATSUKI: ¡Por ahí papá, por ahí! [Prosiguen el trayecto, descansando un poco bajo la sombra de unos árboles. Se bajan de la bicicleta para subir a pie una empinada cuesta y desde allí en lo alto divisan el hospital...] [El hospital es un bonito edificio de madera. En su interior, hay una estancia alargada que aloja a distintos pacientes. Su madre está allí, vistiendo un kimono azulado y apoyada sobre su cama; escribiendo algo...] SATSUKI (entrando en el recinto): ¡Buenos días! OTRA PACIENTE: ¡Buenos días! MEI (abalanzándose sobre su madre): ¡Ah, Mamá! MADRE: Mei, ¡cuánto me alegro de verte! MEI: Mami, ¡Papá se ha equivocado de camino! MADRE: ¿A sí? (Satsuki se acerca.) ¡Hola, hija! SATSUKI: Hoy no tenemos cole. MADRE: ¡Estupendo! MEI: Papá ha dicho que vendrá dentro de un momento. MADRE: Seguramente estará hablando con el doctor. ¡Cuánto me alegro de veros! Habladme de la casa nueva. [Satsuki le susurra algo al oído...] MADRE: ¡Eh!... ¡qué viven arriba! (Satsuki asiente con la cabeza.) MEI: ¿A ti te gustan los fantasmas, mami? MADRE: ¡Por supuesto!, ¡ojalá pudiera ir con vosotras para verlos! SATSUKI: ¡Tenías razón, Mei! Yo pensaba que no te iba a gustar que en la casa hubiera fantasmas. MADRE: ¿A ti te gusta? SATSUKI: Sí. MEI: Y yo no les tengo miedo. MADRE (riéndose, toca el cabello de Mei): ¿Y estas dos preciosas coletas las has hecho tú sola? SATSUKI: Claro. MADRE: Le quedan muy bien. ¡Estás guapísima! MEI (sonriendo): ¡Satsuki me riñe mucho! SATSUKI: Sólo cuando haces tonterías. MADRE: Satsuki ven aquí. ¿Me dejas que te cepille el pelo? SATSUKI: Sí; me gusta llevarlo corto. MEI: ¡Yo también quiero llevarlo corto! SATSUKI: ¡Cuándo seas mayor! MADRE (cepillando el pelo de su hija): Tienes el pelo muy fuerte. Cuando yo era pequeña lo tenía igual que tú. SATSUKI: Mami, ¿crees que cuando sea mayor tendré el pelo tan bonito como tú? MADRE: ¡Por supuesto que sí! Lo tendrás más bonito que yo. [Papá se reúne con ellas y pasan la tarde riendo y explicándose cosas. De vuelta a casa en bicicleta con caras de satisfacción; Satsuki detrás de pie apoyada sobre los hombros de su padre...] SATSUKI: Creo que mamá está mejor. PADRE: ¡Mucho mejor! De hecho el doctor me ha dicho que podrá marcharse dentro de muy poco. MEI: ¿Dentro de muy poco es mañana? SATSUKI: Vamos Mei, ¡mañana es mañana! PADRE: Mañana no, pero no tardará mucho. MEI: Mamá me ha dicho que cuando venga a casa va a dormir en mi cama. SATSUKI: Pero ¿no habías dicho que ya no eras una niña pequeña y que querías dormir tú sola? MEI: ¡Mamá ha dicho que eso no importa! (Papá y Satsuki se ríen.) [Se alejan por el camino...] [A la mañana siguiente... Las niñas ya se han levantado, pero papá se hace el remolón...] SATSUKI: ¡Despierta!... ¡ya es de día! [Mei se sube encima de su padre y lo menea para despertarlo...] MEI: ¡Vamos, arriba! [En la cocina, Satsuki corta verdura y prepara el desayuno...] PADRE: He dormido más de la cuenta. SATSUKI: Tengo que llevar el almuerzo al cole. PADRE (lavándose la cara): Lo siento Satsuki, se me había olvidado. SATSUKI: No te preocupes, ya lo he preparado yo. MEI: ¡Se está quemando! SATSUKI: ¡Ay, ya voy! [Sentados a la mesa, Satsuki prepara los últimos detalles; arroz, pescado, verdura...] SATSUKI: Bien, este es para ti. MEI: ¡Ese es mi plato! (Salta contenta encima de su taburete.) PADRE: Mei, ¡estate quieta! MEI: Vale. SATSUKI: Huele bien, ¿verdad? [Alguien desde el exterior llama a Satsuki...] SATSUKI: Tengo que marcharme. ¡¡¡YA VOY!!! (Se apresura a comerse su ración.) PADRE: ¡No puedo creer que ya hayas hecho una amiga! MEI: ¿A que te sientas a su lado en clase? SATSUKI: Sí, se llama Michiko. ¡Ya está! (Coge la cartera.) ¡Me marcho! (Sale corriendo.) PADRE, MEI: ¡¡¡Por lo menos di adiós!!! [Reuniéndose con su amiga...] SATSUKI: ¡Lo siento! MICHIKO: ¿Qué hacías? ¡Vamos a llegar tarde! [Al cabo de un rato y terminado el desayuno...] MEI: Papá, ¡mira mi sombrero! ¿A que parezco una niña mayor? (Lleva un desplantador en la mano.) PADRE: Claro, ¿adónde vas con eso? MEI: A coger flores. [El señor Kusakabe vuelve a su estudio; trabajando entre libros apilados y papeles desordenados. Mientras tanto, Mei corretea por el jardín...] MEI (a distancia): Papá, ¿ya es la hora de comer? PADRE: ¡No, aún no! [Al rato, Mei vuelve con unas margaritas y las deposita sobre la mesa de estudio...] MEI: Papá, ¡soy la dama de las flores! (Se marcha otra vez.) [El señor Kusakabe coge una margarita y, contemplándola con agrado, sigue escribiendo...] [Haciendo de las suyas, Mei se detiene ante una pequeña charca...] MEI: ¡Son renacuajos! [Intenta atrapar uno, pero se dispersan rápidamente. Lo deja y se pone a trastear cerca del pozo, donde descubre un viejo cubo oxidado y sin fondo...] MEI: ¡Ay va, está roto! [Mirando a través de él, distingue un destello entre las hierbas. Se acerca al lugar para ver lo que es...] MEI: ¡Una bellota! [Cerca de allí aparece una segunda, y más lejos aún otra tercera... Mei sigue su rastro recogiéndolas todas y cuando está a punto de guardar en el bolsillo un buen puñado de ellas, observa a una extraña criatura saliendo de entre la maleza. Es un pequeño animal blanco y semitransparente (Chibi-Totoro), no muy alto, apenas un par de palmos sobre el suelo. Pasa por al lado de Mei creyéndose invisible. Mei, sorprendida, camina tras él. El animal la mira de reojo, se da cuenta de que pueden verle y de golpe se vuelve invisible del todo... Pero la alegría no le dura mucho, ya que unos metros más allá recupera su aspecto anterior. Mei corre tras él, y el animalito, ya visible del todo, acelera su marcha hasta refugiarse debajo de la casa. Mei intenta también meterse, pero no cabe. Aún así, puede distinguir una sombra que se dirige hacia otra salida distinta. Decide irse para allí y aguardarlo en cuclillas. Parece que no sale nadie... Justo en ese momento, por detrás de ella, el animal intenta fugarse silenciosamente en compañía de otro de su especie (Chuu-Totoro). Es más grande, de color azul y cargado con un saco al hombro. Cuando parece que han conseguido despistar a Mei, un ruido la alerta. El saco tiene un agujero en el fondo y va perdiendo bellotas. Se inicia una larga persecución; primero, por todo el jardín; después, tras perder el sombrero, a través de un sendero oculto entre los arbustos que conduce al bosque; y allí, hasta los pies del alcanforero, donde les pierde la pista. Distingue el brillo de una bellota en un hueco del gran árbol; y al agacharse para recogerla se precipita por el interior del tronco hueco hasta caer en una especie de cueva secreta. El lugar es acogedor, una verde y espesa capa de hierba lo recubre todo; hay flores y mariposas revoloteando. En la parte superior hay una abertura por donde entra la luz del sol... En una cavidad anexa, parece descansar un animal gigante y peludo. Curioseando, Mei se acerca a él y le toca la cola, que resulta ser muy suave y esponjosa. Entusiasmada, Mei se agarra fuertemente a ella. Al momento, el animal levanta la cola y, dándose la vuelta, se pone boca arriba. Mei consigue situarse sobre su enorme barriga; y trepando llega a la altura de su pecho, quedando cara a cara con el animal (es Oh-Totoro). Resulta ser una versión gigantesca de los animales a los que ha estado persiguiendo. El animal, medio dormido, abre los ojos levemente y ve a Mei; pero los cierra de nuevo y sigue durmiendo como si la cosa no fuera con él. Ella decide acariciarle el hocico. Oh-Totoro siente un hormigueo, se pasa la lengua por el hocico, y sigue durmiendo. Mei, encantada, le vuelve a hacer cosquillas en el hocico. Esta vez, el hormigueo que siente Oh-Totoro es tan grande que le obliga a estornudar; con una potencia tal, que expulsa a Mei hacia atrás. Después de eso, Oh-Totoro se vuelve a pasar la lengua por el hocico y a dormir. La niña no se da por vencida y vuelve a la carga. Esta vez, sin embargo, Oh-Totoro parece despertarse definitivamente y se queda mirando a Mei...] MEI: Oye, ¿y tú quién eres?, ¿un conejito del polvo? [Oh-Totoro bosteza dejando entrever su enorme boca. Mei, imitándolo, hace lo mismo. Oh-Totoro se queda pasmado, quizás, al comprobar que la niña también tiene una boca muy grande...] OH-TOTORO (entre bostezos): To... to... rooooo... MEI (creyendo que está pronunciando su nombre): ¡¡¡Ay va!!! ¡Totoro, eso es! ¿A que te llamas Totoro? (Ver nota 5.) OH-TOTORO: Totoro. (Parece confirmarlo en voz baja.) MEI: ¡Así que ese es tu nombre!... Totoro. [Mei, estirada sobre su peludo pecho, le acaricia bajo el hocico. Oh-Totoro parece muy complacido y tras bostezar una vez más, ambos se quedan dormidos. Al poco tiempo y viendo que el peligro ha pasado, Chibi-Totoro y Chuu-Totoro salen de su escondrijo; y permanecen de pie observando a su enorme compañero y a Mei...] [Pasa el tiempo y Satsuki ya ha regresado de la escuela...] SATSUKI: ¡Hasta mañana! MICHIKO: ¡Hasta mañana! [El señor Kusakabe sigue atareado en su estudio...] SATSUKI: ¡Ya estoy aquí! (Dejando la cartera.) PADRE: ¡Tan pronto! (Mirando su reloj.) ¡Eh, un momento...! Es muy tarde. SATSUKI: He estado jugando con Michiko. PADRE: Me he olvidado de almorzar. Llama a Mei, estará en el jardín. SATSUKI: ¡Mei...! ¡Mei...! PADRE: ¡Mei...! SATSUKI: ¡Mei...! [Ambos la buscan por los alrededores; hasta que Satsuki encuentra su sombrero a la entrada del sendero oculto entre los arbustos...] SATSUKI: ¡Papá, ven aquí! ¡Creo que ya sé por dónde ha ido! [Deja el sombrero en el suelo y se introduce por el sendero; hasta encontrar a Mei dormida en el suelo en un claro del bosque...] SATSUKI: ¡Mei, Mei!... ¡Mei, despierta ahora mismo! ¿Cómo te has podido quedar dormida? MEI (despertándose): Se ha ido. SATSUKI: ¿Quién se ha ido? MEI (levantándose y mirando a su alrededor): No está... ¡Ay va! SATSUKI: ¿De quién estás hablando? MEI: ¿No has visto a Totoro por aquí? SATSUKI: ¿Te refieres a esos conejos grandes que salen en nuestros cuentos? (Ver nota 9.) MEI (asintiendo con la cabeza): Me subí encima de su barriga. ¡Tenía mucho pelo y una boca muy GRANDE. Primero vi uno pequeño, luego otro más grande y luego uno ENORME que estaba durmiendo! PADRE (llegando a rastras por el sendero): ¿Estáis aquí? ¡Vaya, qué buen escondite! SATSUKI: Papá, Mei dice que ha visto un Totoro enorme. PADRE: ¿De verdad? (Mei asiente con la cabeza.) MEI: ¡Seguidme! PADRE: ¡Eh, no corráis...! [Siguen por el sendero, pero vuelven a salir al jardín...] SATSUKI: ¿Aquí? MEI: ¡Estaba junto a ese árbol hace un rato! SATSUKI: ¿Y cómo ha desaparecido? [Mei se mete de nuevo en el sendero...] SATSUKI: ¡Mei, vuelve aquí!... ¡Mei, vuelve...! [Mei vuelve a salir al jardín unos metros más allá del lugar por donde había entrado. No entiende nada...] PADRE, SATSUKI: ¡Ja, ja, ja, ja, ja...! MEI: No os riáis; es verdad que lo vi. ¡No estoy mintiendo! ¡No estoy mintiendo! PADRE: Mei... MEI (enfadada): No me creéis. PADRE: Te equivocas hija; Satsuki y yo creemos que nos estás diciendo la verdad. Es probable que hayas conocido al rey del bosque, y sin duda es una señal de buena suerte. Pero... no puedes encontrarle siempre que quieras. (Cogiendo en brazos a Mei y subiéndola a hombros.) Venga, ¡a ver si lo encontramos entre los tres! SATSUKI: ¿Qué vamos a hacer? PADRE: ¡Mei lo encontrará por nosotros! [Suben por una cuesta hasta llegar a los pies del alcanforero...] PADRE: ¡Cada vez pesas más! SATSUKI: Papá, ¡el alcanforero!, ¡qué árbol más bonito! [Bajo el alcanforero hay una especie de cabaña o templo de madera y una serie de piedras ornamentales. Además el tronco del gran árbol luce a su alrededor una cuerda con adornos...] (Ver nota 10.) MEI: ¡Lo encontré! (Corre hacia el árbol.) SATSUKI: ¿Seguro que es aquí? Date prisa, papá, ¡no te quedes atrás! [Se detienen justo en el hueco por el que Mei había caído...] MEI: ¡Oh, ya no está el agujero! SATSUKI: ¿Había un agujero? MEI: Sí. SATSUKI (a su padre): El agujero ha desaparecido. PADRE: Recordad que sólo podéis verle cuando él quiera. SATSUKI: ¿Le veremos? Yo quiero conocerle. PADRE: ¿Quién sabe? Tal vez lo veamos. ¡Qué árbol tan hermoso! Este árbol lleva aquí miles de años. Hace mucho tiempo los hombres y los árboles eran buenos amigos. ¿Sabéis?... Nada más verlo me convencí de que debíamos comprar la casa. A vuestra madre le encantará en cuanto la vea. Bueno, ¿qué os parece, chicas, si volvemos y seguimos jugando? SATSUKI: Esta tarde he quedado con Michiko para estudiar juntas. MEI: Voy contigo. PADRE (a sus hijas): ¡¡¡Atención!!! (Se ponen firmes mirando al alcanforero.) PADRE (a los espíritus del bosque): Te damos gracias por lo que has hecho por mi hija, te ruego que cuides de ella y que la protejas. MEI, SATSUKI: ¡Muchas gracias! PADRE: ¡El último en llegar a casa es tonto...! (Sale corriendo.) SATSUKI (corre tras él): ¡Has hecho trampa...! MEI: ¡Eh, esperadme! ¡Eh...! (Se le cae el sombrero y se detiene a recogerlo.) ¡Jolín!... ¡Esperadme...! [Al anochecer, Satsuki escribe una carta a su madre a la luz de una lámpara...] SATSUKI (leyendo para sí lo que va escribiendo): Querida mamá, no te lo vas a poder creer. Pero hoy, bajo el árbol gigante que hay en la colina, Mei se ha encontrado con un fantasma, Totoro. Papá dice que es el rey del bosque. Sea quien sea, estoy deseando conocerle. [Plano de los tres "Totoros" subidos en lo alto del alcanforero; tocando sus ocarinas a la luz de la luna...] [Amanece un nuevo día. Kanta recoge los huevos que han puesto sus gallinas; y observa desde lejos a Mei y Satsuki hablando con Nanny. Por lo que parece, Satsuki se va a la escuela y deja a su hermana con la anciana...] MADRE DE KANTA: Kanta, ¡date prisa o llegarás tarde! KANTA: ¡Sí! [Plano exterior de la escuela. Toca clase de escritura, y Kanta observa, ensimismado, a Satsuki mientras ésta ríe con su compañera de pupitre...] MAESTRA (golpeando sutilmente a Kanta en la cabeza con un libro): ¡Estudia! (Sus compañeros se mofan de él.) [Satsuki mira por la ventana y ve a su hermana y a Nanny a las puertas del colegio...] SATSUKI: ¡Eh!... ¡Mei! ¿Profesora? (Alzando el brazo para llamar su atención.) MAESTRA: ¿Sí Satsuki? SATSUKI: Mi hermana Mei está ahí... [Todos los alumnos se asoman a las ventanas para verla...] [Satsuki sale de clase y se reúne con ellas...] SATSUKI: Nanny, ¿qué ha pasado? NANNY: Lo siento, pero decía que quería estar con su hermana y no me hacía caso. SATSUKI: Pero si yo no... Mei, prometiste ser buena cuando papá te dijo que tenía que marcharse a la universidad y que no podría ocuparse de ti. Aún me quedan un par de horas de clase. Nanny ha sido muy amable cuidándote. NANNY: Nuestra Mei va a ser una niña muy buena, ¿verdad? [Mei se abraza a la falda de su hermana con cara de pocos amigos...] SATSUKI (suspirando): Pediré permiso para que la dejen entrar. [De vuelta a clase; Mei se sienta, la mar de contenta, en medio de Satsuki y Michiko...] MAESTRA: ¡Escuchad todos! Satsuki va a cuidar de su hermana Mei durante algún tiempo porque su madre está en el hospital, ¿está claro? ALUMNOS: ¡¡¡Sí, señorita!!! [Instantes después; mientras la clase lee en silencio, Mei hace garabatos en una hoja de papel...] MICHIKO: ¿Qué estás dibujando? MEI: ¡A Totoro! SATSUKI (reclamándole silencio): No quiero que hables de eso en el colegio. (Pero Mei no parece estar por la labor.) [La clase ha terminado por hoy; no hay tiempo para juegos, el cielo amenaza tormenta...] SATSUKI: ¡Date prisa o nos mojaremos! MEI: Vale. [Pero la lluvia hace acto de presencia inmediatamente...] SATSUKI: ¡Ahí no!... ¡Corre! [Mei tropieza y cae de bruces al suelo, empapándose del todo. Satsuki la coge del brazo y se la lleva...] SATSUKI: ¡Vamos! [Al margen del camino, se cobijan en un pequeño templo de madera que alberga una estatua...] (Ver nota 11.) MEI: ¿Qué hacemos ahora? ¿Nos quedamos aquí? SATSUKI: Sí, Mei, eso me temo. (Dirigiéndose a la estatua.) Con su permiso nos quedaremos hasta que deje de llover. [A lo lejos aparece Kanta. Pasa por delante de ellas, medio escondido entre su paraguas. De pronto, se detiene; da media vuelta y le ofrece el paraguas a Satsuki sin mediar palabra...] SATSUKI: ¡Gracias! [Viendo que no lo coge, Kanta deja el paraguas en el suelo y sale corriendo a toda pastilla; saltando entre los charcos y satisfecho por la buena acción que acaba de realizar...] [Mientras, las chicas prosiguen su camino; resguardadas de la lluvia con el paraguas de Kanta...] MEI: Hemos tenido suerte, ¿verdad? ¡Qué gracioso, tiene agujeros! (Refiriéndose al paraguas.) [Llegan a casa y comen un poco...] SATSUKI: Papá se ha dejado su paraguas. MEI: Podemos llevárselo. [Sigue lloviendo. Estamos en casa de Kanta. Su madre tiende la ropa en el porche mientras él se entretiene montando una maqueta de avión...] KANTA: Se me olvidó porque se me olvidó. MADRE DE KANTA: ¿Cómo se te puede olvidar el paraguas si está lloviendo? (Le da un coscorrón.) KANTA: ¡Ay!... ¿Y qué? MADRE DE KANTA: Ni siquiera tú eres tan tonto, ¡lo habrás perdido! KANTA: ¡No es verdad! (De pronto se percata de que Satsuki y Mei se acercan a su casa y, llevándose el aeroplano consigo, se esconde en el interior.) SATSUKI: ¿Hay alguien en casa? MADRE DE KANTA: Satsuki, ¡qué alegría verte! ¡Abuela! (Enciende la luz.) SATSUKI: Gracias por cuidar de Mei. MADRE DE KANTA: ¡Oh, no tiene importancia, es encantadora! SATSUKI: Veníamos a devolverle el paraguas que nos ha prestado. (Entregándoselo.) MADRE DE KANTA: ¡Eh, es el de Kanta! Pero ¡si este paraguas está roto! SATSUKI: Nos ha servido porque no teníamos nada. Pero él ha tenido que empaparse. Dele las gracias por nosotras. MADRE DE KANTA: Lo haré. Siempre está lleno de barro, así que un poco de agua no le habrá venido mal. ¿Vais a buscar a vuestro padre? SATSUKI: Sí señora. MADRE DE KANTA: Bueno, dadle recuerdos. ¡Adiós! SATSUKI: ¡Adiós! MEI: ¡Adiós! [Kanta, que ha estado escuchando la conversación a escondidas, ve como las chicas se marchan y, muy contento, hace volar su avión por la habitación al tiempo que entra su abuela...] ABUELA DE KANTA: Kanta, ¿ha venido alguien? KANTA: No sé. [Las niñas llegan a la parada de autobús que hay en medio del bosque; justo cuando está llegando uno...] SATSUKI: ¡Ya viene el autobús! (El autobús se detiene y bajan algunos pasajeros.) INTERVENTORA (a las chicas): ¿Vais a subir? (Satsuki disiente.) ¡Vámonos! (El autobús se marcha.) MEI: Papá no estaba en ese autobús. SATSUKI: Seguro que vendrá en el próximo, ¿quieres esperarnos en casa de Nanny? [Mei prefiere quedarse. Al rato, ya está chapoteando en un charco e inspeccionando unos árboles cercanos, donde hay un templo que alberga estatuas de zorros. Se asusta y se refugia en la falda de su hermana...] (Ver nota 12.) SATSUKI: ¿Tienes miedo? [Ha caído la noche y se enciende la farola de la parada. En el horizonte aparece una pequeña luz; es un ciclista, que ataviado con su impermeable, pasa por delante de ellas sin decir nada. Mei tiene sueño y empieza a dar cabezadas...] SATSUKI: Mei, estás cansada, ¿prefieres volver a casa y que le esperemos allí? (Mei disiente.) El autobús vendrá enseguida. Debe de estar a punto de llegar. ¡Súbete! (Agachándose para que Mei suba a su espalda.) [Y allí permanecen; en medio del bosque y resguardadas bajo un paraguas rosado. No están solas del todo; un sapo se pasea entre los charcos. De pronto, Satsuki oye pasos... alguien se está acercando... deteniéndose a su lado. Como el paraguas le reduce el campo de visión, lo primero que ve son dos patas gigantes y peludas con uñas largas y afiladas. Satsuki alza un poco la mirada y ve como el individuo se rasca en el costado con su enorme zarpa. Asustada, mira hacia arriba y... ¡es Oh-Totoro! Con cara de pasmarote, Oh-Totoro permanece de pie, junto a las niñas, resguardándose de la lluvia con una hoja verde, que apenas cubre su cabeza. El agua se desliza por la hoja y gotea sobre su hocico. La imagen es realmente cómica...] SATSUKI (alzando la mirada): ¿Totoro?... (Oh-Totoro la mira de reojo y parece asentir con la boca.) SATSUKI: ¡Oh, espera!... (Coge el paraguas de papá y lo abre; asustando con el ruido a Oh-Totoro.) SATSUKI: ¡Un paraguas para ti! ¡Cógelo! ¡Vamos, cógelo!... (Oh-Totoro lo sujeta cuidadosamente con su zarpa; medio sorprendido, lo examina sin saber muy bien que hacer con él.) SATSUKI: ¡Póntelo sobre la cabeza! [Oh-Totoro le hace caso y se cubre con él. El sapo parece contemplarlos bajo la lluvia. De repente, el súbito impacto de una gota sobre la tela del paraguas estremece a nuestro amigo. Extrañado, alza la mirada bajo el paraguas; y un nuevo escalofrío recorre su cuerpo con el impacto repetido de otras gotas. Una gran sonrisa se dibuja en su rostro y se le enciende la bombilla... ¡Qué brillante idea!... Toma impulso y da un pequeño brinco. En la caída, la sacudida lo hace retumbar todo y el agua acumulada en las ramas de los árboles cae con fuerza sobre ellos. Oh-Totoro ruge estruendosamente de placer. El ruido despierta a Mei, y Satsuki se muestra sorprendida. En ese momento, se avistan unas luces en el horizonte...] SATSUKI: ¡El autobús! [Sí, es un autobús... pero no el que estaban esperando. ¡Es el Gatobús! Se aproxima esquivando los charcos, y..., frenando en seco, se detiene ante ellos. Mitad gato, mitad autobús. Dotado de seis pares de patas; sus ojos, grandes y brillantes, ejercen de faros delanteros. Un par de luces traseras de color rosa en forma de ratón junto a otro par delantero, idéntico y morado, que ilumina el letrero de destinación (ver nota 13), conforman este singular y estrambótico medio de transporte... Satsuki y Mei están atónitas, no pueden creerse lo que están viendo. El Gatobús, con una enorme sonrisa en su rostro, abre su cavidad interior. Oh-Totoro entrega a las niñas un pequeño paquete envuelto en hojas y se introduce en el Gatobús. Éste arranca de golpe en medio de un ruido ensordecedor y desaparecen entre las colinas...] SATSUKI (todavía desconcertada): ¡Totoro... se ha llevado el paraguas de papá! [Ya no llueve y el autobús que tanto esperaban al fin aparece...] PADRE (bajando del autobús): ¡Habéis venido a buscarme! MEI, SATSUKI: ¡Ah, papá! (Abrazándose a él.) PADRE: Lo siento, el tren se retrasó; por eso perdí el primer autobús. ¿No estaríais preocupadas? SATSUKI: ¡Lo he visto! ¡Estaba a mi lado, aquí en la parada! MEI: ¡Yo también!..., ¡el Gato-autobús! SATSUKI: ¡Tenía unos brazos enormes! MEI: ¡Y unos ojos grandes, grandes! MEI, SATSUKI: ¡Qué miedo! ¡Uy, qué miedo! (Saltan de alegría.) ¡Hemos visto a Totoro! ¡Hemos visto a Totoro! ¡Lo hemos visto!... (Abrazándose de nuevo a su padre.) [Incluso el sapo parece compartir su alegría...] [La familia regresa a casa bajo la imponente presencia del alcanforero...] SATSUKI (a su padre): ¡Súbenos..., un poquito! [El señor Kusakabe alza en brazos a sus hijas como si fueran dos tinajas y, corriendo, se alejan por el camino...] [Antes de irse a dormir, Satsuki escribe una carta a su madre explicándole los últimos acontecimientos. Una serie de planos nos muestran a la madre leyéndola unos días después. La narración es de la propia Satsuki, y se intercalan secuencias de las niñas abriendo el paquete que les dio Oh-Totoro y de la pequeña Mei observando, atentamente, las semillas plantadas...] CARTA (leída por la madre con la voz de Satsuki): Querida mamá. Hoy no me saldrá bien la letra, porque estoy muy nerviosa. A Mei y a mí nos ha pasado algo increíble; las dos hemos visto a Totoro, y nos ha dado un regalo. Era un paquete envuelto en hojas de bambú y atado con lianas. Lo hemos abierto en cuanto hemos llegado a casa y..., ¿adivina qué tenía dentro? Nueces mágicas y semillas... CARTA (leída con la voz de la madre): ... Hemos decidido plantarlas todas en el jardín porque algún día se harán grandes y hermosas. Mei... CARTA (leída con la voz de Satsuki): ... se sienta, ahí, todos los días esperando verlas crecer, pero no parecen tener muchas ganas. Estoy deseando ver lo que sale. ¡Ah, se me olvidaba!... Mei te manda un beso y espera que te guste su dibujo (ver nota 14). Muy pronto llegarán las vacaciones de verano y dejaremos de ir al colegio. Te quiero mamá, por favor, ponte buena. [Es hora de dormir. La noche es calurosa y el señor Kusakabe ha colocado una mosquitera para proteger a las niñas de los insectos. Mei y Satsuki se divierten revolcándose encima de ella...] MEI: ¡Ay, qué divertido...! PADRE: Vamos, ¡abajo! A dormir. MEI: Oye, papá, ¿cuándo van a crecer las plantas? PADRE: No lo sé, tal vez Totoro sea capaz de saberlo. ¡Buenas noches! (Apaga el fanal, cuya luz ha atraído a los insectos.) [El señor Kusakabe no se acuesta todavía, sino que sigue trabajando en su estudio. Hay luna llena...] [Un rato más tarde, algunos ruidos extraños despiertan a Satsuki...] SATSUKI: Mei, ¡despierta! [Oh-Totoro, Chuu-Totoro y Chibi-Totoro están danzando; dando saltos sobre el lugar donde las niñas plantaron las semillas, al ritmo que marca Oh-Totoro y su paraguas...] SATSUKI: ¿No es ahí dónde las plantamos? (Mei asiente con la cabeza.) [Las niñas se levantan y, corriendo a través del jardín, se unen a ellos en su invocación. De repente, todas las semillas empiezan a brotar y, con una fuerza descomunal, empiezan a crecer y crecer; hasta perfilar un gigantesco árbol, cuya copa majestuosa protege la vivienda de los Kusakabe...] MEI, SATSUKI (saltando de alegría): ¡Sí!, ¡sí!, ¡ha funcionado!, ¡ha funcionado!... [En ese instante, Oh-Totoro descubre una peonza gigante, que permanece levitando a ras de hierba. Chuu-Totoro y Chibi-Totoro se suben al pecho de Oh-Totoro, y Mei, imitándolos, hace lo propio. Con un par de botes Oh-Totoro se sube encima de la peonza y, manteniendo el equilibrio sin ninguna dificultad, espera a que una indecisa Satsuki se anime a ir con ellos. Con todo el equipaje a punto, Oh-Totoro y su peonza se elevan por encima del gran árbol y surcan los aires bajo los parajes cercanos entre rugidos atronadores...] SATSUKI: ¡Ahora sabemos quién hace que sople el viento! [Volando a ras de suelo levantan una ligera brisa que llega hasta el estudio donde trabaja el señor Kusakabe; quien se extraña del repentino aire. Pero no percibe nada raro, tan sólo el sonido de algunos búhos... Bueno, eso es lo que él cree, porque en realidad son las niñas y los "Totoros" los que, sentados en la rama más alta del árbol, se divierten tocando las ocarinas bajo la espléndida luna llena...] [Al día siguiente, las niñas se despiertan y descubren que el gran árbol ha desaparecido...] MEI: ¿Dónde está el árbol...? SATSUKI: ¡Eh!..., ¡corre! [Corren hacía el jardín y se dan cuenta que las semillas han empezado a brotar...] MEI, SATSUKI (saltando de alegría y danzando): ¡Lo hemos conseguido!, ¡lo hemos conseguido!, ¡lo hemos conseguido! ¡han crecido!, ¡han crecido!, ¡sí, han crecido!... [El señor Kusakabe, satisfecho, las contempla desde el porche...] [Ya es mediodía y el cartero, montado en su bicicleta, trae noticias para los Kusakabe...] CARTERO: ¡Un telegrama! ¿Hola...? ¡Traigo un telegrama! (Echa un vistazo por la casa.) ¿Hay alguien en casa...? No hay nadie. [Nos desplazamos al huerto de Nanny...] MEI (avanzando por entre el maizal): ¿Dónde estás, Nanny? NANNY: ¡Por aquí Mei! (Señalando a una panocha de maíz.) ¡Coge esa, está muy bien! (Mei, con la ayuda de Nanny, intenta arrancarla.) SATSUKI: ¿Y ésta?, ¿está madura? NANNY: ¡Sí, cógela! [Además de maíz, hay también tomates, judías y otras muchas hortalizas...] SATSUKI: ¡Vaya, tu huerto parece una montaña de tesoros! NANNY (riéndose): ¡Gracias a la madre naturaleza! [Nanny introduce una cesta de tomates y pepinos en el agua...] NANNY: ¡Ya veréis que fresquitos están! SATSUKI (cogiendo un pepino): Voy a probarlo. (Mei hace lo mismo.) ¡Está muy rico! NANNY: Han recibido durante mucho tiempo el calor del sol, por eso son tan buenos para el cuerpo y para el alma. SATSUKI: ¿Le vendrían bien a mi madre? NANNY: ¡Por supuesto! Mi huerto puede hacer que cualquiera se sienta bien enseguida. SATSUKI: ¡Genial, porque mamá va a venir a casa esta semana! MEI: Y me ha dicho que va a dormir conmigo. NANNY: Eso significa que ya no tendrá que volver al hospital. SATSUKI (diciendo que no con la cabeza): Vendrá a pasar unos días con nosotras, pero luego tiene que volver a allí. Todavía no se ha curado. NANNY: No te preocupes, se pondrá fuerte con las verduras de mi huerto. MEI: Yo voy a darle esta mazorca que he cogido para ella. NANNY: Estoy segura de que le encantará. [A lo lejos, aparece corriendo Kanta...] KANTA (deteniéndose): El cartero me ha dado este telegrama para vosotras. SATSUKI: ¿De quién será? Papá no volverá de la universidad hasta las nueve. NANNY: ¡Entonces ábrelo, puede ser algo importante! SATSUKI (leyendo): ¡Es del médico del hospital! Por favor, póngase en contacto conmigo. ¿Qué querrá decir?, ¿le pasará algo a mamá? ¡Espero que no sea nada malo! ¿Qué puedo hacer, mi padre no está en casa? NANNY: Escucha, ¡debes tranquilizarte! ¿Hay alguna manera de avisar a tu padre? SATSUKI: Tengo el teléfono de su laboratorio, pero ¿desde dónde le llamo? NANNY: Kanta, ¡llévala a tu casa y que llame desde allí a su padre!, ¿entendido? (Kanta asiente con la cabeza.) NANNY: Mei, ¡tú quédate conmigo! (Pero no le hace caso y sale corriendo tras ellos.) SATSUKI: Mei, ¡no me sigas!, ¡quédate con Nanny...! [Mei, testaruda como nadie, no se vuelve atrás. Tropieza y cae al suelo. Se levanta y recoge la panocha de maíz; pero desorientada, pierde su rastro...] [En casa de Kanta. Satsuki se encuentra al teléfono en presencia de Kanta y su abuela...] SATSUKI: Operadora, quiero poner una conferencia, ¡es urgente! El número es 1, 3, 5, 4 con el prefijo 12. Sí. (Cuelga el teléfono.) ABUELA DE KANTA (a Kanta): Tu amiga es muy guapa, tiene un pelo precioso. [Al momento, suena el teléfono y Satsuki lo descuelga rápidamente...] SATSUKI: ¿Dígame? Sí, ¿por favor, puede ponerme con el profesor de antropología? Sí, ¡con el profesor Kusagati [sic]!, ¡dese prisa, soy su hija! (Su padre se pone al teléfono.) Papá, ¡hemos recibido un telegrama del hospital! PADRE: Tranquilízate. SATSUKI: Tienes que llamar al doctor, ¡es urgente! PADRE: De acuerdo; lo entiendo, llamaré ahora mismo al hospital. SATSUKI: ¿Qué le ha pasado a mamá? ¡Dime que todo va a salir bien! PADRE: No te preocupes, te llamaré en cuanto hable con el doctor. Satsuki, quédate donde estás. (Satsuki asiente con la cabeza.) PADRE: Yo me ocuparé de todo. SATSUKI (cuelga el teléfono): Me ha dicho que me llamará cuando hable con el doctor y sepa algo, ¿puedo esperar aquí? ABUELA DE KANTA: Por supuesto, hija mía. [En el exterior, Mei sigue buscando a su hermana...] MEI: ¡¡¡Satsuki!!! [En medio del camino se topa con una cabra, que parece increparle en busca de comida...] MEI: ¡Oh!..., ¡ni hablar! Esta mazorca la he cogido para mi mamá. ¡Vete ya!, no seas pesada, no te la doy. [Da media vuelta y sale corriendo; encontrando, por casualidad, a Satsuki y a Kanta mientras salían de casa de éste...] SATSUKI: Mei, en el hospital han dicho que mamá no se encuentra bien; así que no vendrá a casa. MEI: ¡Ah...?, ¿y porqué? SATSUKI: Lo ha dicho el doctor. Si viniera ahora podría ponerse peor. MEI: ¡No es verdad! SATSUKI: Mei, todos queremos que se cure. MEI (gritando): ¡No! SATSUKI: ¡Deja de comportarte como una niña mimada! MEI (gritando aún más fuerte): ¡¡¡No!!! SATSUKI: Mei, ¡ya basta!, ¿eres tonta? (Sale corriendo, dejando a Mei con Kanta.) KANTA: No llores. MEI (entre sollozos): ¡Yo no soy tonta...! (Ambos continúan caminando.) [Ya en casa, Satsuki y Mei echan la siesta sobre el tatami en habitaciones separadas...] NANNY: Ya os he quitado la ropa de la cuerda. Vamos, ¡no es el fin del mundo! (Satsuki se despierta.) Nanny está aquí para ayudaros y quiere veros sonreír. [Cambio de plano...] NANNY (lavando, junto al pozo): Vuestro padre se pasará por el hospital antes de venir a casa. Vuestra madre sólo tiene un pequeño resfriado. ¡Seguro que viene el próximo fin de semana! SATSUKI (con la mirada perdida): Eso dijeron la última vez... Sólo se iba a quedar un par de días para curarse de un resfriado. ¿Qué vamos a hacer si mamá muere? NANNY: ¡No digas eso! SATSUKI: ¿Qué vamos a hacer, Nanny...? (Se echa a llorar y Nanny la consuela.) NANNY: Vuestra madre no va a morir, ¿cómo iba a abandonar a unas niñas tan guapas? Os quiere demasiado para hacerlo. No llores... Nanny no os dejará solas, se quedará aquí con vosotras hasta que regrese vuestro padre, ¿vale? [Mei, que ha estado observando la escena, se calza sus sandalias y, con la panocha de maíz en sus manos, se aleja de la casa...] [Instantes después...] NANNY: ¡Mei...!, ¿dónde estás? SATSUKI (buscándola por los alrededores): ¡Mei...! ¡Mei...! ¡No la encuentro! NANNY: ¿No estará en la parada del autobús? SATSUKI: No. NANNY: ¡Qué raro! ¿Dónde se puede haber metido? SATSUKI: Seguramente se ha enfadado. Hemos discutido y... ¡Oh...!, ¡a lo mejor se ha marchado a visitar a mamá al hospital! NANNY: Pero ¡si el hospital está muy lejos!... Satsuki, ¡un hombre tardaría más de tres horas en llegar! SATSUKI: ¡Voy a buscarla! (Sale corriendo justo cuando llega Kanta.) NANNY: ¡No vayas! ¡Será mejor que llames a tu padre ahora mismo y le digas que tu hermana ha desaparecido...! [Satsuki corre a toda prisa por el camino que lleva al hospital...] SATSUKI: ¡Será tonta! ¿Cómo se le ha ocurrido hacer una cosa así? SATSUKI (deteniéndose en un puente): ¡¡¡MEI...!!! [En lo alto de un pequeño montículo, un campesino se encuentra trabajando...] SATSUKI: ¡Oiga!, ¿puedo hacerle una pregunta? CAMPESINO: ¿Eh...? SATSUKI: ¿No habrá visto pasar a una niña pequeñita por aquí, tiene unos cinco años? CAMPESINO: Bueno, creo que ha pasado alguien... Sí, me parece que se ha ido por ahí. SATSUKI: ¡Habrá ido al bosque! [Sube por el montículo y, oteando el horizonte, no alcanza a ver a nadie. El sol se está poniendo...] CAMPESINO: ¡Puede que haya cogido el otro camino! SATSUKI: ¡Muchas gracias! [Un trozo más allá...] SATSUKI: ¡Mei...! [Sigue corriendo y, al rato, se detiene exhausta a tomar aire en un cruce de caminos... Tras un momento de indecisión, ve a una pareja acercándose; subidos en una especie de moto-carro. Intenta detenerlos poniéndose en medio de su trayectoria...] SATSUKI: ¡Pare, por favor! HOMBRE (frenando en seco): ¡Ay...! Niña, ¿te has vuelta loca? SATSUKI: ¡Estoy buscando a mi hermana!, ¿han visto a una niña andando por la carretera? MUJER: Me temo que no. SATSUKI: ¡Tiene cinco años y probablemente se ha perdido, se dirigía al hospital! HOMBRE: No la hemos visto, ¿verdad? MUJER (diciendo que no con la cabeza): Nosotros venimos de allí y no nos hemos cruzado con nadie desde hace unas horas. SATSUKI: ¡Ya...! ¡Gracias! HOMBRE: Por cierto, ¿de dónde vienes? SATSUKI: De Matsu-ko. HOMBRE (sorprendido): ¡De Matsu-ko! MUJER: Pero ¡si está muy lejos de aquí! HOMBRE: ¡Qué tengas suerte! (Arranca el vehículo y se van.) [Al rato; aparece Kanta, montado en una bicicleta enorme...] KANTA: ¡Satsuki...! SATSUKI: ¡Kanta...! KANTA: Todavía no la hemos encontrado. Mi padre y todos los hombres la están buscando, tú vuelve a casa; yo iré en bicicleta hasta el hospital, ¿de acuerdo? SATSUKI: Tengo miedo de que a Mei le haya pasado algo, ¡nadie la ha visto! KANTA: Han encontrado un par de sandalias en el lago... [Satsuki, muy asustada, sale corriendo hacia allí...] KANTA (gritando): ¡Eh!..., ¡no te preocupes!, ¡a lo mejor no son suyas...! [Cruzándose con el campesino de antes...] CAMPESINO: ¿La has encontrado? [Pero Satsuki no tiene tiempo para decir nada y se descalza para correr aún más rápido...] [En el estanque, los vecinos dragan el fondo con largas varas...] NANNY (con la sandalia entre sus manos): Te suplico que protejas a esa niña de cualquier mal que pueda sucederle... HOMBRE #1: ¡Buscad por la derecha!, ¡esa zona no la hemos rastreado! HOMBRE #2: ¡De acuerdo, lo haremos nosotros! [A lo lejos, Satsuki se aproxima al lugar...] MICHIKO: Nanny, ¡ahí está Satsuki! NANNY: ¡Eh...! SATSUKI (gritando): ¡Nanny! NANNY (enseñándole la sandalia): Dime, ¿es suya? SATSUKI (tras una larga pausa): No es suya. (Se postra de rodillas para recuperar el aliento.) NANNY: ¿Sabes, Satsuki...? Por un momento pensé que esta sandalia podría ser de Mei. HOMBRE #3 (a Nanny): ¡Ya te dije que no te preocuparas tanto! HOMBRE #2 (a los otros): ¡Eeeeh...!, ¡dejad de buscar! HOMBRE #4: Bueno, ¿qué vamos a hacer ahora? MUJER #1: Sí, muy pronto se hará de noche. HOMBRE #3: Ya sé que estáis agotados, pero si pudierais seguir buscando... HOMBRE #4: No te preocupes, ¡claro que seguiremos buscándola! [En ese instante, Satsuki mira hacia el alcanforero; se pone en pie y se marcha corriendo...] NANNY: Satsuki, ¡espera...! [Llega al jardín de su casa; a la altura del sendero oculto entre los arbustos...] SATSUKI (rezando): Totoro, te pido que la protejas. Se ha perdido y tendrá mucho miedo. Te prometo que nunca me portaré mal si me ayudas a encontrarla. [Se mete por el sendero, repleto de "Conejitos del polvo", y, a lo lejos, divisa un gran resplandor. Pero justo antes de llegar, tropieza y se precipita al vacío; cayendo sobre el confortable pecho de Oh-Totoro, que como no podía ser de otra forma, se encontraba durmiendo la mar de tranquilo...] SATSUKI: ¡Totoro! Totoro, ¡Mei se ha perdido! ¡La he buscado por todas partes pero no consigo encontrarla! Por favor, ¡tienes que ayudarme...!, y seguramente se encontrará muy sola. Totoro, ¡tengo miedo! (Se echa a llorar.) [Oh-Totoro, con su particular sonrisa, la abraza tiernamente contra su pecho y ruge con fuerza. Al instante, se pone de pie y con un salto abandona su madriguera para encaramarse, después, hacia lo alto del alcanforero. Allí, hincha sus pulmones de aire y ruge con más fuerza todavía. Al momento, aparece por el horizonte el Gatobús; galopando campo a través por en medio de los campesinos, sin que estos puedan verle...] SATSUKI: ¿Cómo es que nadie ve al Gatobús? [Con un par de saltos, el Gatobús trepa hasta lo alto del alcanforero y, sin perder su habitual sonrisa, abre su cavidad interior. Satsuki, animada por Oh-Totoro, entra dentro cautelosamente; descubriendo cuan cómodos son sus asientos. El Gatobús cambia el letrero de destinación varias veces, seis en concreto, hasta dar con la parada definitiva: "MEI" (ver nota 15). Bosteza con fuerza y, con Oh-Totoro despidiéndose de ellos, se pone en marcha de inmediato; galopando por en medio de campos y bosques...] SATSUKI (estando más alegre): ¡Ahora la encontraremos! [Para acortar camino, el Gatobús se sube a una torre de alta tensión y, por encima de los cables eléctricos, prosigue su avance...] [En la distancia, Mei permanece sentada, con su inseparable panocha de maíz, junto a una hilera de estatuas...] (Ver nota 16.) SATSUKI: ¡Mei...! MEI: ¡Eh...! (Mirando a su alrededor.) ¡Ah..., estoy aquí! ¡¡¡Satsuki!!! SATSUKI: ¡Mei...! [Mei mira hacia arriba y ve al Gatobús subido en el tendido eléctrico; con un salto aterriza suavemente junto a ella...] SATSUKI: ¡Mei! (Bajando del interior.) MEI: ¡Satsuki! [Ambas hermanas se abrazan ante la atenta mirada de un sonriente Gatobús...] SATSUKI: ¡Por fin! MEI: ¡Perdóname! SATSUKI: Dime una cosa, ¿ibas a llevarle esa mazorca a mamá? (Mei asiente con la cabeza.) [El Gatobús parece querer decirles algo; y cambia el letrero de destinación...: "EL HOSPITAL"...] (Ver nota 17.) SATSUKI: ¡Ah!... ¿Vas a llevarnos al hospital? (El Gatobús asiente con los ojos.) ¡Eres maravilloso! (Se abraza a él y éste se muestra muy satisfecho.) [El Gatobús parte hacia su nuevo destino...] [En el hospital, mamá, inclinada sobre su cama; y papá, abanicándose; conversan...] MADRE: Lamento que el hospital os enviara ese estúpido telegrama, sólo porque estoy resfriada. ¡Seguro que os llevasteis un disgusto! Espero que las niñas estén bien. PADRE: Sí, sólo fue un error burocrático. No creo que se hayan preocupado demasiado; saben que volverás a casa el próximo fin de semana. MADRE: Para ellas habrá sido muy duro no verme este fin de semana. Sobre todo para Satsuki..., ¡es tan inteligente y sensible! PADRE: Tienes razón. MADRE: Te advierto que cuando vuelva a casa, ¡pienso mimar a nuestras hijas más que de costumbre! PADRE: ¡Aún más! (Ambos se ríen.) [Desde fuera, las niñas y el Gatobús, subidos a un árbol, contemplan felices la escena...] MEI: ¡Mamá se está riendo! SATSUKI: ¡Ya se ha recuperado! MEI: Sí. [Volvemos a la habitación del hospital...] MADRE: ¿Sabes?... ¡Estoy deseando volver a casa! PADRE: ¡Y nosotros! MADRE: ¡Oh!... PADRE: ¿Eh?... (Se da cuenta de que alguien ha dejado una panocha de maíz en la repisa de la ventana; mira hacia fuera, pero no ve a nadie.) PADRE (contemplando la panocha): ¡Qué raro! MADRE: ¡Ah!... PADRE: ¿Qué pasa? MADRE (mirando por la ventana): ¡Juraría que acabo de ver a nuestras hijas sentadas en ese árbol! PADRE: Tal vez no sea tan extraño... ¡Mira! [En la panocha de maíz hay grabado un mensaje: "TE QUEREMOS, MAMÁ"...] [Felices, las niñas regresan a casa en el Gatobús; allí se despide de ellas desde lo alto del tejado. Por el camino, aparecen Nanny y Kanta, y ambas salen corriendo a su encuentro. Nanny abraza, emocionada, a Mei; mientras Satsuki y Kanta hablan entre ellos. Todos juntos regresan al pueblo. Mientras, en lo alto del alcanforero, Oh-Totoro y sus compañeros tocan las ocarinas bajo el cielo estrellado...] [En los títulos de crédito finales aparecen una serie de instantáneas mostrando varios acontecimientos futuros. Son las siguientes: > Foto nº01: Mamá llegando a casa en taxi y las niñas, felices, saliendo a recibirla. > Foto nº02: Mamá y las niñas, juntas en la bañera. > Foto nº03: Satsuki y Mei corriendo satisfechas. > Foto nº04: Mei junto a un bebé; y Satsuki jugando con Michiko y otras amigas. > Foto nº05: Satsuki, Mei y sus amigas frente a Kanta y los suyos. > Foto nº06: Satsuki, Mei, Michiko y otras niñas, comiendo sentadas. > Foto nº07: Satsuki, Mei, Michiko y otras niñas, colgadas de las ramas de un árbol. > Foto nº08: Satsuki y Mei cargadas con cestas y una tetera. > Foto nº09: Chuu-Totoro y Chibi-Totoro saltando de alegría y lanzando bellotas al aire. > Foto nº10: Oh-Totoro, Chuu-Totoro y Chibi-Totoro rodeados de apetitosos frutos. > Foto nº11: Mei dibujando con tiza en el suelo al Gatobús. > Foto nº12: Mei acabando de dibujar la cola del Gatobús. > Foto nº13: Mei llevando de la cuerda a otros niños más pequeños. > Foto nº14: Satsuki, Mei y Kanta, quemando hojas secas. > Foto nº15: Nanny y Mei, preparando la comida. > Foto nº16: Oh-Totoro y Chuu-Totoro, contemplando un muñeco de nieve gigante en forma de "Totoro". > Foto nº17: Mamá leyendo un cuento a las niñas en la cama. (Ver nota 9.) > Foto nº18: El Gatobús alejándose y dejando una estela tras él...] FINAL NOTAS 1.- La idea inicial del maestro Miyazaki era que apareciera solamente una niña de 6 años, pero al final se decantó por dos, una más mayor, de 10 años; y otra más pequeña, de 4 años. "Mei" es la transcripción fonética en japonés de la palabra inglesa para el quinto mes del año, "May". Por su parte, "Satsuki" es una palabra japonesa antigua para designar también el quinto mes del año, "Mayo". 2.- Aunque en la película no se especifica la enfermedad concreta que padece la madre, en la novela realizada por el maestro Miyazaki sobre el film se aclara que es tuberculosis. De hecho, el centro donde está internada la madre, el "Shichikokuyama Hospital", existió en la vida real y se ganó una gran reputación en su lucha por curar la tuberculosis. Como dato autobiográfico, señalar que la madre del maestro Miyazaki padeció de tuberculosis cuando él era pequeño, ausentándose del hogar durante largos periodos de tiempo. 3.- "Oh", "Chuu" y "Chibi" significan: "grande", "mediano" y "pequeño" en japonés, respectivamente. En la versión inglesa se traduce "Oh-Totoro" como "King Totoro". Aunque normalmente se utiliza "Totoro" para referirse a "Oh-Totoro" exclusivamente. 4.- La ocarina es un instrumento musical de barro de forma ovoide más o menos alargada y de varios tamaños, con ocho agujeros que modifican el sonido según se tapan con los dedos. Es de timbre muy dulce. 5.- En su primer encuentro con Oh-Totoro, Mei pronuncia "Totoro" en vez de "Totoru". "Totoru" en japonés significa "Duende" o "Gnomo". 6.- Según una leyenda japonesa, los gatos que han envejecido lo suficiente tienen poderes mágicos para cambiar de aspecto físico. Estos gatos reciben el nombre de "Bake Neko". Por lo tanto, el Gatobús es un "Bake Neko" que vio un autobús, se mostró interesado en él y decidió adoptar su forma. 7.- En la versión original japonesa, las niñas gritan: "Conejitos del polvo (Makkuro Kurosuke), ¡salid! ¡O os sacaremos los ojos!". En el doblaje en inglés se considero poco correcto y se optó por: "¡Salid (come out), conejitos! ¡Salid, conejitos!...", al igual que ocurrió con el doblaje en español. 8.- Nanny, hablando de los "Conejitos del polvo", se refiere a ellos como "Susuwatari" (algo así como "hollín que viaja de un lugar a otro"). 9.- Satsuki se refiere al libro "Three Mountain Goats" (The Three Billy Goats Gruff); el mismo que les lee la madre en la foto número 17 de los títulos de crédito finales. Aunque no se aprecia muy bien, en la portada del libro aparece una cabra corriendo por encima de un puente, y debajo de éste un duende en forma de "totoro" la está mirando. 10.- La cabaña abandonada es un viejo templo sintoísta (el sintoísmo es la religión nacional del Japón) y las piedras ornamentales forman una especie de entrada ("Torii" en japonés) al templo. Por su parte, la cuerda con adornos alrededor del árbol se llama "Shimenawa". Está hecha de cordeles de arroz adornados con cintas de papel y da a entender que el árbol es sagrado. El sintoísmo primitivo consistía básicamente en un culto de los antepasados y en un culto agrario animista; en el cual se veneraban montañas, ríos, árboles, rocas y serpientes. (Característica todavía presente en la actualidad.) 11.- Una de las tradiciones del budismo que se practica en Japón, era la de construir pequeños templos junto a los caminos o carreteras. Se alzaban, a menudo, para conmemorar la muerte de un niño. La estatua que aparece en el templo donde se refugian las niñas está dedicada a "Ojizou-sama", una especie de patrón o divinidad budista que protege a las criaturas. 12.- Las estatuas en forma de zorro que asustan a Mei forman parte de un templo sintoísta dedicado a "Inari-san", el dios zorro. (Fuente: "Totoro's English script" from Nikaku Animart by David Goldsmith, January 30, 1994.) 13.- El letrero está en japonés y en él se lee "Tsukamori", que es el nombre del bosque donde viven los "Totoros". 14.- El dibujo es de un cangrejo y está basado en un cuento popular japonés: "Saru Kani Gassen" (algo así como "Combate entre el cangrejo y el mono"). En este cuento, un cangrejo planta una semilla de caqui en el jardín, y, a diario, permanece inmóvil a su lado esperando a que brote. Satsuki dibuja el cangrejo para señalar que Mei está actuando exactamente como él, como "Mei Gani" (Mei, el cangrejo). Para facilitar la comprensión a los espectadores no japoneses, se decidió cambiar el guión en el doblaje en inglés (y también en español), siendo Mei, y no Satsuki, la que dibuja el cangrejo. 15.- En el letrero inicial ponía "Tsukamori" (ver nota 13). Antes de que aparezca "Mei" el letrero cambia varias veces. Algunos de los nombres que aparecen en él son: "Nagasawa" y "Ushinuma". 16.- Las estatuas son imágenes de "Ojizou-sama", divinidad budista protectora de los niños. Por tanto, el maestro Miyazaki está mandando un mensaje subliminal a la audiencia japonesa: "No temáis, la niña está protegida". Para el espectador foráneo son unas simples estatuas más. (Ver nota 11.) 17.- "Shichikokuyama Byouin" en japonés. (Ver nota 2.) NOTA FINAL Para aquellos que no puedan ver la película en español, espero que este extenso guión les haya servido de utilidad. Para aquellos que la han podido ver en español, espero que les haya ayudado a recordar alguna escena olvidada del film. Y para aquellos que aún no la han visto, decirles que las palabras no pueden describir adecuadamente todo lo que muestran las maravillosas imágenes de la película, por lo tanto, ¡vedla y disfrutadla! No os arrepentiréis. Elías Arboix (6 de abril de 2002)